Así empecé a creer que era un artista del movimiento. Revisé
el trabajo de artista cinéticos, como Jesús Soto y Cruz Diez. Por un momento
quise dedicarme al ilusionismo, ser una especie de mago, un artificie. Tomando de
base una pieza de Jesús Soto, diseñé un molino que se conectaba a un motor. Con
la ayuda de un circuito de luces intermitentes trataba de lograr la ilusión de
la persistencia retiniana. Los resultados fueron inesperados, a veces lo
improbable nos sirve para el desarrollo de nuestro trabajo.
Siguiendo el principio del movimiento, y por querer
relacionar todo mi cuerpo de obra; quise hacer una obra que girara en torno al
recorrido. Ya que me sentía en constante movimiento, no me podía mantener en un
lugar fijo durante mucho tiempo. Tomando como base el recorrido como medio de expresión
decido tomar un recorrido que hago repetidas veces. El viaje que hago de Cuernavaca
a D.F., se trataba de recolectar objetos, tomar registro de rastros de
recorridos y de presencia e algún asentamiento humano. La parte importante y
esencial de esta etapa del proceso es la conformación de una bitácora. Con dibujos,
fotos, recortes, anotaciones de impresiones y frases empecé a implementar el
uso de una bitácora.
Fue así que salí a caminar a la carretera. Des pues me di cuenta
que no era lo mío estar deambulando solo por el campo. Siguiendo la deriva situacioncita
y la flanerie dadaísta, quería sustentar esa empresa, decidí que la deriva
puede efectuase en la ciudad. También en la ciudad se pueden encontrar objetos.
El objetivo se convirtió encontrar objetos que hablaran de la ciudad. Con esos
objetos quería mostrar la psicogeografia del lugar, objetos que hablen sobre
los acontecimientos que suceden en un determinado lugar. Empecé a registrarlos
en mi bitácora.
Después me di cuenta que la elección azarosa podía efectuarse
casia cualquier objeto. Así que empecé a dibujar objetos de mi casa y de la
escuela, de los espacios en los que me desenvuelvo. Dentro de la bitácora empecé
a mezclar esas imágenes junto con palabras. Una de las cosas muy importantes del
proceso y que fue determinante para el surgimiento de esta serie, fue que
empecé a recolectar frases. Gracias a ello pue darle forma a algo que siempre
estuvo ahí pero que tardaba en encontrar.
Es como se conforma el proyecto. Éste, consta de la
recopilación de frases que hacen alusión a una actitud frente a la vida, combinándolas
con imágenes de objetos que son comunes en los espacios en los que suelo desarrollar
mis actividades diarias como estudiar, trabajar y vivir. Las frases son sacadas
de libros, de poetas, proverbios populares, filosofía zen, de personas que he
escuchado decirlas. Los objetos, como he dicho hace un momento, son objetos
cotidianos. Creo que el arte es un estilo de vida, y en ese estilo de vida se
crea un personaje. En la vida real también se crean personajes, nos la pasamos creándonos
un personaje para enfrentar las situaciones que nos pone la vida diaria. Esta
situación puede ocurrir de manera inconsciente o consciente. De esta manera,
con la obra, pienso proyectar una actitud frívola y a la vez profunda, que sea
honesta pero al mismo tiempo cínica.
A partir de módulos, que son cada bastidor de 21.59cm por
27.94cm, pienso conformar una pieza en forma de calendario, uniendo cada composición
con la otra. La obra la constituirán 30 módulos.